Ayer, 13 de febrero, fue el turno de los consumidores. La clase teórica impartida por María Jesús Gamiz Malagón y Elisa Gómez García, técnicos de calidad,  fue el punto de partida. Posteriormente, nuestra chef dio una clase práctica sobre el último sentido que nos quedaba por conocer, el gusto. Y finalmente, Alberto Cortés, gerente de Steviados y Ginevia,  dirigió  una cata degustación de Ginevia, donde pusimos a prueba lo aprendido.

Uno de los datos que pudimos aprender, en la jornada de ayer, fue que el “sabor” picante no es ni un sabor ni un gusto, sino dolor. ¿Curioso verdad?. La cuestión es que el picante no aparece como un sabor más, pero sí aumenta nuestro dolor y temperatura, y esto hace que se disfrute más del resto de alimentos a los que complementa porque aumenta la intensidad de su sabor.

En el ejercicio práctico pudimos comprobar cómo siendo un mismo producto podemos encontrar diferentes sabores en él, cuando este varía.  Por ejemplo, la sal es un producto, que a priori, podríamos decir que sabe igual, independiente de donde este se haya obtenido o el estado en el que se encuentre, pues todo lo contrario. Pudimos comprobar como la intensidad y el gusto cambia de uno a otro y de forma clara.

Y como colofón final a la jornada, tuvimos el placer de contar en esta ocasión con una cata degustación de Ginevia, que una ginebra caracterizada por su sabor a stevia. Alberto Cortés, gerente de Steviados y Ginevia, nos descubrió el producto, las propiedades que este tenía, como se cultiva la stevia y una vez que se conocieron todos estos datos, se comenzó con una cata primero de la propia hoja, después una infusión de stevia y por último, la propia ginebra mezclado con otros productos.